La poesía tiene mucho lugar en un blog de ciencia. Parecen distanciadas, pero son muy próximas. Sin ir más lejos, mis metáforas favoritas son de científicos: el universo como un libro es una. La usó y perfeccionó Galileo al decir que los caracteres de ese libro imaginario son triángulos y otras formas geométricas. La flecha del tiempo es otra. La usó Arthur Eddington para significar algo que parece obvio pero que para la física sigue siendo medio misterioso: el hecho de que el tiempo corra en una sola dirección, de no podamos conocer el futuro y de que sin embargo tengamos registro detallado del pasado.
Muchas de las ideas científicas fueron anticipadas de manera metafótica y poética. Edgar Allan Poe resolvió una famosa paradoja científica en Eureka, un poema en prosa. La paradoja es: si el universo es infinito debe haber infinitas estrellas, de modo que en cualquier dirección que veamos debería haber una estrella y, por lo tanto, el cielo de la noche debería ser brillante. Pero no lo es. ¿Por qué? Porque el universo tuvo un principio, dice Poe, y hay estrellas cuya luz todavía no llegó a la tierra. Y no se equivocó. Y así uno podría seguir con más ejemplos.
Por eso cuando se muere un poeta como el flaco Spinetta uno pierde un buscador de verdades, un legislador oculto de la tecnología, un astrónomo de la palabra. A ese poder anticipador de las metáforas se refiere, creo yo, Gabriel Celaya cuando dice “la poesía es una arma cargada de futuro” y que el flaco retoma en su inmortal “¿quien resistirá cuando el arte ataque?”
[clearfix]Publicado en: El Desmitificador Blog de TN [/clearfix]